José Francisco Morazán Quezada
Información Personal
Nacimiento: 3 de octubre de 1792, Tegucigalpa, Honduras,
Fallecimiento:15 de septiembre de 1842 (49 años) San José, Costa Rica
Causa de la muerte: Fusilamiento
Lugar de sepultura: San Salvador (El Salvador)
Nacionalidad: República Federal de Centro América, costarricense, salvadoreña, hondureña y española (hasta 1821)
Religión: Católico
Partido político: Liberalismo Centroamericano
Ocupación: Militar y político
Rango: General
Firma:
Nació el 3 de octubre de 1792 en la localidad de Tegucigalpa, que en ese entonces era parte de la Intendencia de Comayagua, Capitanía General de Guatemala, Sus padres fueron José Eusebio Morazán Alemán y Guadalupe Quesada Borjas, ambos miembros de una familia criolla de clase alta dedicada a la agricultura y el comercio.
Se traslada junto a su familia a Morocelí en 1808, donde trabajó en los terrenos heredados por Don Eusebio Morazán, también laboro como empleado de la alcaldía. En 1813 regreso a Tegucigalpa. Una vez allí, su padre lo puso bajo la tutoría de León Vásquez, quien le enseñó derecho civil, proceso penal y notariado.
Dentro de su enseñanza incluye la lectura del idioma francés que desarrollo en la biblioteca de su tío político, Dionisio de Herrera, lo cual le permitió familiarizarse con las obras de Montesquieu, el contrato social de Jean-Jacques Rousseau, la Revolución francesa, la historia de Europa, así como las biografías de los líderes griegos y romanos.
Contrae matrimonio con María Josefa Lastiri en la Catedral de Comayagua el 30 de diciembre de 1825, De esta relación nació en San Salvador Adela Morazán Lastiri en el de 1838, siendo la única hija de Morazán. Su esposa María Josefa pertenecía a una de las familias más ricas de la provincia de Honduras. Su padre fue el comerciante español Juan Miguel Lastiri, quien jugó un papel importante en el desarrollo comercial de Tegucigalpa. Su madre fue Margarita Lozano, miembro de una poderosa familia criolla en la ciudad, María Josefa era una viuda quien se había casado primeramente con el terrateniente Esteban Travieso, con quien procreó 4 hijos. A su muerte, Lastiri heredó una fortuna.
Fuera de su matrimonio, Francisco Morazán fue padre de un hijo, al cual llamo Francisco Morazán Moncada, quien nació el 4 de octubre de 1827 de la relación del general con Francisca de Moncada, hija de un conocido político nicaragüense llamado Liberato Moncada.
A raíz de la rebelión de Justo Milla, al cual derrotó, Francisco Morazán se convirtió en presidente de Honduras en 1827 y se perfilo en líder de los liberales centroamericanos, Morazán tomó San Salvador en 1828 y luego Guatemala en 1829, que era además la capital federal. Arce y los principales dirigentes conservadores fueron desterrados, mientras se instauraba un régimen liberal y Costa Rica abandonaba temporalmente la federación entre los años de 1829 a 1831.
Las elecciones de 1830 confirmaron a Francisco Morazán como presidente de la República triunfo que repitió en las elecciones de 1834. Durante ese periodo conocido como la Restauración puso en marcha reformas que se estrellaron contra múltiples obstáculos; el particularismo de las provincias, las ambiciones de los militares, la oposición de la Iglesia, las presiones internacionales, la bancarrota financiera, las críticas al nepotismo y la corrupción del equipo gobernante.
Después de concluido su segundo mandato como presidente de la República Federal, Morazán se quedó sin poder político o militar. Sin embargo fue elegido como jefe de Estado de El Salvador. Cuando Rafael Carrera y los conservadores de Guatemala se dieron cuenta del nuevo papel que desempeñaba, decidieron declararle la guerra a El Salvador. El general se había convertido en la personificación misma de la Federación, él era el cuerpo y alma de la Constitución de 1824, eliminarlo significaba terminar con cualquier idea o esperanza que había quedado de la Federación.
Por esa razón, sus enemigos no deseaban que estuviera al mando de esa nación, ni de ningún otro Estado centroamericano y se comprometieron a derrotarlo. El 24 de julio de 1839, Nicaragua y Guatemala celebraron un tratado de alianza en contra del gobierno salvadoreño de Morazán. Posteriormente, el 24 de agosto del mismo año, el líder guatemalteco Rafael Carrera y Turcios llamaría a los salvadoreños a la insurrección popular en contra de su presidente.
El 8 de abril de 1840, el general Francisco Morazán tomó el camino del exilio. Partió desde el puerto de La Libertad en El Salvador, a bordo de la goleta Izalco acompañado por 30 de sus más cercanos amigos y veteranos de guerra. Al arribar a Puerto Caldera Costa Rica solicitó asilo para 23 de sus oficiales, el cual le fue concedido a Siete de ellos, continuaron con el viaje a América del Sur Morazán ,arribó a Chiriquí, y luego pasó a Panamá, donde su familia le esperaba. Mientras se encontraba en esta localidad, Morazán fue informado por sus amigos acerca de las terribles persecuciones sufridas por sus partidarios a manos de Rafael Carrera y otros líderes liberales de América Central.
El 11 de septiembre de 1842 estalló en Alajuela un movimiento popular contra el gobierno de Morazán. Cuatrocientos hombres encabezados por el portugués Antonio Pinto Soares, atacaron la guardia de Morazán compuesta por 40 salvadoreños, día en que sitiaron el Cuartel de San José. Ante estos hechos, Morazán y sus hombres logran repeler los ataques y se replegaron en el cuartel general. Desde allí le hicieron frente a los insurrectos.
A medida que el conflicto era desfavorable, el Capellán José Castro propuso una capitulación a Morazán garantizándole la vida, pero él se negó. Después de 88 horas de lucha, Morazán y sus colaboradores más cercanos decidieron romper el sitio. El general José Trinidad Cabañas con 30 hombres hizo posible la retirada de Morazán y sus oficiales cercanos hacia Cartago.
No obstante, la insurrección se había extendido hasta ese lugar y Morazán tuvo que solicitar ayuda de su supuesto amigo Pedro Mayorga, sin embargo, este le traicionó y le brindó facilidades a los enemigos de Morazán para capturarlo junto a los generales Vicente Villaseñor, Saravia y otros oficiales. El general Villaseñor quiso suicidarse con un puñal y resultó herido gravemente. Cayó al suelo bañado en sangre pero sobrevivió. El general Saravia murió luego de sufrir una terrible convulsión.
Posteriormente una burla de juicio se llevó a cabo, en la cual Morazán y Villaseñor fueron condenados a muerte por las auto constituidas nuevas autoridades. La junta que emitió esta barbárica resolución estaba compuesta por Antonio Pinto, el padre Blanco, el doctor Castillo, y dos españoles de apellidos Benavidez y Farrufo.
Después de estos hechos, los condenados fueron trasladados al paredón de fusilamiento localizado en la plaza central de la ciudad, antes de llevarse a cabo el acto de ejecución, Morazán le dictó su testamento a su hijo Francisco. En éste, el general estipuló que su muerte era un asesinato y además declaró: No tengo enemigos, ni el menor rencor llevo al sepulcro contra mis asesinos, que los perdono y deseo el mayor bien posible. Posteriormente le ofrecieron una silla y la rechazó. Al general Villaseñor, que se encontraba sentado e inconsciente y bajo el efecto de un sedante, Morazán le dijo Querido amigo, la posteridad nos hará justicia y se persignó.
Morazán pidió el mando de la escolta, se descubrió el pecho con ambas manos y con voz inalterada como quien da órdenes en una parada militar, mandó: ¡Preparen armas! ¡Apunten!. Entonces corrigió la puntería de uno de los tiradores y finalmente gritó: ¡Apunten! ¡Fue...!. La última sílaba fue apagada por una descarga cerrada. Villaseñor Recibió el impacto de los plomos en la espalda y se fue al suelo. Entre el humo de la pólvora, se vio que Morazán alzó levemente la cabeza y dijo: Aún estoy vivo, entonces Una segunda descarga acabó con la vida Francisco Morazán, muriendo así en San José Costa Rica en 1842.
En octubre de 1842, los gobiernos de Centroamérica, satisfechos de que Morazán hubiese desaparecido, reanudaron sus relaciones con Costa Rica. En 1848, el gobierno de José María Castro, envió los restos de Morazán a El Salvador, cumpliendo uno de sus últimos deseos.
Datos Especiales
Decreto del Día del Soldado Hondureño y Nacimiento de Francisco Morazán
3 de OCTUBRE
DECRETO No. 49 EL CONGRESO NACIONAL
CONSIDERANDO: Que la institución de las armas constituye el fundamento sostenedor de las naciones, y que en nuestra patria está representada por el soldado hondureño;
CONSIDERANDO: Que es un deber del Estado rendir homenaje a la memoria de los ciudadanos ilustres que sacrificaron su vida por la Patria, que, como el General Francisco Morazán, murió por sostener la Unión de Centro América;
CONSIDERANDO: Que el prócer hondureño General Francisco Morazán, es modelo insuperable del pundonor, abnegación y sacrificio,
POR TANTO,
DECRETA:
Artículo 1°- Declárese “Día del Soldado Hondureño”, el tres de octubre, aniversario del nacimiento del General “Francisco Morazán”. Artículo 2°- Este Decreto empezará a regir desde el día de su promulgación.
Artículo 2°- Este Decreto empezará a regir desde el día de su promulgación. Dado en Tegucigalpa, D.C., en el Salón de Sesiones, a cinco de febrero de mil novecientos cuarenta y dos.
(f) Plutarco Muñoz, Presidente. (f) Vicente Cáceres, Secretario. (f) Fernando Zepeda, Secretario.
Al Poder Ejecutivo
Por Tanto: Ejecútese.
Tegucigalpa, D.C., 5 de Febrero de 1942.
El secretario de Estado en los Despachos de Guerra, Marina y Aviación.
(f) Juan Manuel Gálvez.
Himno a Morazan
Letra: Froilán Turcios
Música: Francisco R. Díaz Zelaya
Coro
Mágica rima de bronce que cante
la maravilla de tu épica historia.
Sobre las cumbres mi musa levante
el fabuloso esplendor de tu gloria.
Que tu figura se encienda en la llama
que irradien las albas de nácar y oro,
himno solemne pregone tu fama,
vibre en los aires tu nombre sonoro.
Solo I
Eco de amor de los altos confines
queda vagando en los verdes pinares.
Lloran tu muerte los claro clarines
y en su profundo responso los mares.
Ínclita musa de arcanos acentos
de tu renombre destierra el olvido
flota el Ideal de la Unión en los vientos
cual pabellón al futuro tendido.
Solo II
¿Quién tu figura no ciñe de flores?
¡Pase tu numen venciendo vestiglos
cual sol sin ocaso de vivos fulgores
sobre el eterno rodar de los siglos!
¡Patria, saluda al heroico guerrero!
Himnos eleva de luz y victoria.
¡Ama el sublime fulgor de su acero!
¡Pon en su frente el laurel de la gloria!
A continuación, pues reproducir el himno, y también descargarlo si así deseas:
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